domingo, 10 de agosto de 2014

DIARIO DE OTOÑO (Salvador Paniker)



Mi opinión como lector de batalla es que los grandes libros no existen.
Existen lectores y, más en concreto, momentos y circunstancias que afectan al lector y que hacen que cierto libro -sea bueno, malo o penoso- sea el texto ideal en ese contexto.
Desconozco si esta conexión espacio-temporal es la que se produjo en mi primer contacto con Paniker, con su libro el Cuarderno Amarillo. Tan solo puedo declarar que ha sido de lo mejor (por no decir directamente lo mejor) que he leido.
A partir de ahí, los dos textos que siguieron al Cuaderno -Variaciones 95 y éste Diario de Otoño- no han sido más que un seguido de aquel impacto inicial
Un libro de memorias, de reflexiones, de pensamientos a vuelapluma que sorprenden.
Para mi un libro link, un libro de enlaces que permite seguir todas las puertas que deja abiertas.
Mis lecturas posteriores de libros de divulgación científica han sido consecuencia directa de Paniker.
Mi acercamiento a las filosofías orientales, también.
Que puedo decir pues.
Junto con Kundera y su insoportable levedad creo que han sido de las lecturas más impactantes que han pasado por mis manos.
Cierto es que este Diario, no me anonada como los otros textos. Ya vengo avisado. Pero verdad es que este texto sorprende por su crudeza, por lo crudo de su mensaje. Y es que estos diarios coinciden con la muerte de Mónica, la hija del autor. Una muerte que a todos los que nos declaramos seguidores, de una forma u otra nos alcanza, nos llega, nos toca como algo casi propio.
Y al autor, frente a otros contextos en que gusta hablar de poesía, de misterio, de mito y de magía, ahora nos narra la vida en toda su crudeza. No hay poéticas que valgan. Sólo la animalidad del ser florece.
Y es que la naturaleza es tanto un bello atardecer de otoño en un bosque anaranjado, como un depredador cuyo asesino arranca de cuajo las visceras de una presa indefensa. Y eso es al mismo tiempo el hombre: trascendencia ilustrada y salvajismo terrenal.
Mis respectos don Salvador
 

 
 

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