¿Un disparate?; ¿Una locura? o ¿Una genialidad?
Desconocía ( o por no decir mentira, conocía de oidas) a Enrique Jardiel Poncela. Cuando encontré la pieza entre los tomos de la biblioteca que, hace dos años, compré a un director de teatro de nombre Sergio, y de hechuras babilónicas, la cogí sin muchas pretensiones. Me enganche en seguida. La historia, en si misma, no tiene más misterio: Palmira Suaretti, una vedette cuyos admiradores colman todos sus sueños, se enamora perdidamente de Mario Sfarcies, un estrafalario vecino de finca. A partir de aquí la trama se vuelve disparatada e hilarante: Se diagnostica a Mario un cancer que en realidad, no tiene; Mario es perseguido por un sindicato de asesinos a lo largo y ancho del mundo, siempre en dirección a Siberia donde los amantes creen que no serán encontrados por sus perseguidores y fans.
Más allá de la historia está el estilo: desenfadado, bufonesco, envolvente, graciosísimo y, en ciertos pasajes, tan grandilocuenta que se hace chistoso.
Destaca también una sibilina y corrosiba crítica a una sociedad aristocrática y parasitaria de la época en la que se escribió.
Y hete aquí una de mis grandes sorpresas: cuando leía la obra (como decía) no conocía ni al autor ni su contexto. Intuía que el relato, por su formato, por lo innovador y teatralizado de su composición, debía haberse escrito entre finales de los 70 y principios de los 80 del siglo pasado. La sorpresa, como digo, llegó cuando al profundizar más en la obra y el autor, descubrí que era un texto de 1929.
Un auténtico adelantado a su tiempo.
Un aristocrata ácido y corrosivo.
Muy buena literatura como mar de fondo, sobre lo aparentemente chistoso de la trama.
Muy recomendable.
PD.- Un texto tan elocuente, y que parece escrito en un rebote, en un impulso, como de un tirón arrebatado.